En un momento en el que en España se van apagando los rumores sobre una posible reforma universitaria y el documento de los sabios parece definitivamente olvidado, varios informes recientes han vuelto a poner sobre la mesa en Francia el debate sobre la admisión en la universidad, las tasas aplicables, los modelos de gobierno y otros asuntos conflictivos.
Así, el think tank socialista francés Terra Nova, que ha elaborado varias propuestas de reforma de las universidades (ver aquí nuestro enlace sobre el informe TerraNova Faire réussir nos étudiants faire progrésser la France: propositions pour un sursaut vers la société de la connaissance ) acaba de publicar un documento titulado “Neuf idées pour redonner confiance aux universités et aux universitaires”
Las nueve propuestas de Terra Nova son:
1 – Promover un nuevo concepto del grado introduciendo una “cierta selección” en el acceso a la universidad. No todos no pueden acceder a un master o a un grado, ciertas opciones garantizan el fracaso y por eso las universidades tienen derecho a comprobar la motivación y la capacidad de quienes van a iniciar estudios superiores y los posibles estudiantes tienen derecho a ser informados en detalle sobre los requisitos de cada titulación, sus objetivos y sus posibilidades de empleo. No tiene sentido mandarles al matadero, admitirles en estudios en los que van a fracasar, relegarles a aquellos que no les interesan, o no informarles sobre las salidas profesionales reales de los estudios que proyectan hacer.
La Universidad debe evitar que los mejores estudiantes nacionales o extranjeros y los mejores profesores huyan hacia las “grandes écoles” y por eso no hay que impedir, sino al contrario promover, que se desarrollen titulaciones orientadas a los mejores estudiantes (dobles titulaciones, cursus especiales, etc.).
En cuanto a la selección en el Master (dos años en Francia) no debe hacerse en el paso a segundo curso, sino en su acceso.
2 – El sistema LMD (Licencia 3 años, Maestría 2 años, Doctorado) debe flexibilizarse permitiendo a las universidades que lo deseen eliminar la obligación de matricular 30 créditos por semestre, facilitando así el acceso a aquellos que compaginan sus estudios con el trabajo o que tienen obligaciones familiares.
3 – El postgrado debe ser la marca de cada universidad facilitando la autonomía pedagógica en master y doctorado. Es preciso romper con los marcos normativos estrictos que impiden cualquier originalidad e innovación en postgrado y estas titulaciones deben adaptarse al desarrollo científico.
El valor del título está ligado al potencial científico y la reputación de cada universidad.
4 – Los centros deben ser mucho más autónomos para organizar sus cursus (por ejemplo rompiendo con obligaciones de horas presenciales o con la separación arcaica y fallida entre clases magistrales y clases prácticas, ampliando el uso de las TIC, etc.) y ser capaces de organizar sus sistemas de evaluación y de incentivos económicos y de carrera profesional en función de sus propias características y las de sus estudiantes.
5 –La autonomía exige la evaluación externa pero hay que evitar un “pensamiento único evaluador”. Por ello la evaluación podría efectuarse no sólo de la agencia oficial francesa sino por el resto de agencias oficiales evaluadoras europeas y por otras instituciones especializadas.
6 – El modelo único de gobierno de las universidades establecido por la Ley francesa no se adapta bien a las características propias de cada institución por lo que debe permitirse la experimentación de otros modelos de gobierno como por ejemplo aquellos que separan claramente el gobierno en materias académicas – que competen a los académicos – de la dirección estratégica de la universidad – que compete a los representantes de la sociedad.
7 – La reestructuración de los centros, las fusiones, las políticas de alianzas, etc. no pueden ser fruto de imposiciones que conducirán al fracaso, sino que deben ofrecerse a las universidades instrumentos y recursos para que avancen autónomamente con proyectos estratégicos claros, asumiendo sus responsabilidades y explicando sus opciones y sus proyectos.
8 – Las universidades deben invocar la multiplicidad de la excelencia: en formación, en investigación, en construcción de proyectos comunes con otros socios locales o internacionales… No cabe descalificar a algunos centros porque no son excelentes en investigación. Es necesario aceptar y promover la diversidad del sistema universitario y apoyar una política más abierta de formación de élites.
9. Dado el contexto de restricciones presupuestarias es fundamental dar a conocer a la opinión pública y a los órganos de poder cuál es el rol y la importancia de la universidad. También debe avanzarse hacia una gestión más controlada de los recursos disponibles; no es posible multiplicar la oferta de titulaciones si no hay proyecto ni demanda consistente; las universidades deben adaptar su actividad a sus medios y exponer claramente su capacidad y sus medios buscando acuerdos tipo contrato programas con su financiador público. Y la gestión no es sólo económica, son imprescindibles esfuerzos intensos en la gestión pedagógica para reducir el abandono y los suspensos. En materia económica hay que explorar todas las vías de diversificación de ingresos, incluida la revisión de las matrículas, el mecenazgo, etc. organizando conferencias específicas para buscar consensos en los asuntos más controvertidos.
Aunque se trata de aportaciones referidas a un sistema universitario diferente al nuestro, es este un documento que aporta algunas ideas muy interesantes.
Xavier Puente – 15 de junio de 2014