En otras ocasiones ya hemos hecho referencia en estas páginas a los interesantes informes que bajo el título de Education Indicators in Focus la OCDE publica periódicamente  sobre temas de educación. El pasado febrero conocimos How Are Countries Around the World Supporting Students in Higher Education? (¿Cómo se apoya en distintos países a los estudiantes de educación superior?), en abril How pronounced is income inequality around the world – and how can education help reduce it? (Cuál es la importancia de la desigualdad en el mundo y cómo la educación contribuye a reducirla) .

Estos breves informes, que se apoyan en el amplio y excelente informe Education at a Glance 2011 OECD indicators  (Una mirada a la educación 2011 – Indicadores de la OCDE)  efectúan síntesis comparativos de gran interés sobre cuestiones candentes y permiten situar mejor algunas de las especificidades de nuestro sistema educativo aportando conclusiones interesantes como, por ejemplo, que los sistemas educativos nacionales que obtienen los mejores resultados en las evaluaciones PISA (Canadá, Finlandia, Japón y Corea del Sur) se caracterizan por poner un gran énfasis en la equidad.

El pasado mes de junio apareció What Are the Returns on Higher Education for Individuals and Countries?  (¿Cuáles son los retornos de la Educación Superior para países y particulares?), informe en el que se extracta la amplia base de datos de Education at a Glance 2011 OECD indicators (páginas 138 a 190) analizando la rentabilidad de las inversiones en educación superior. Con datos de 2007 se llega a la conclusión de que el varón que ha realizado estudios universitarios obtiene de los mismos una valor actual de 175.000 dólares de media (95.300 dólares en España) superior al que sólo tiene estudios de bachillerato. En el caso de la mujer la rentabilidad de los estudios universitarios es menor: 110.000 dólares, pero en el caso español cabe destacar que el diferencial de retribución que tiene respecto al varón se reduce cuando prolonga sus estudios tras el bachillerato.

El beneficio para la sociedad de los estudios universitarios es inferior que el beneficio privado para el interesado: 91.000 dólares (tan sólo 29.000 en España).

A partir de ahí el informe concluye que, pese a las limitaciones de este tipo de estudios, se puede afirmar que el coste de la educación superior para un individuo (matrículas que en ciertos países pueden ser muy elevadas, esfuerzo, coste de oportunidad al no dedicar varios años al trabajo remunerado, etc.) no es tal sino que la enseñanza superior es una inversión – un gasto – muy rentable a título personal, en especial en países como Italia, Portugal, EEUU y Corea.

Desde el punto de vista de la sociedad, los costes que ésta asume (subvenciones a universidades, becas, etc.) representa un tercio de los beneficios alcanzados de media en la OCDE (mucho menos en nuestro país) y, por tanto, esos costes para la sociedad son ampliamente cubiertos por los ulteriores beneficios derivados de los titulados superiores (los graduados universitarios pagan más impuestos).

La OCDE concluye afirmando los beneficios económicos de la educación superior tanto para particulares – lo que por otra parte fundamentaría la existencia de mecanismos de tasas que no eliminasen la igualdad de oportunidades – como para la sociedad, pero advierte  que la ampliación creciente del número de graduados universitarios en todo el mundo y las mayores tasas de desempleo entre éstos pueden en algún caso llegar a poner en tela de juicio estas ventajas, ventajas que, como hemos señalado son menos importantes en el caso español.

Xavier Puente – 10 de septiembre de 2012