Organizada por la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria de la UPM se ha celebrado el 30 de noviembre en la Fundación Gómez Pardo en Madrid una interesante jornada con el título de “Las ineficiencias actuales en la Educación Superior”. En estas jornadas se han analizado aspectos relacionados con la financiación: revisión del modelo, mejora de la eficiencia, incremento del gasto, mecenazgo, precios públicos, becas y ayudas al estudio; investigación: incrementar visibilidad de los resultados, I+D+i, incrementar el gasto; temas académicos: revisión del mapa de titulaciones y la gobernanza: modelo (órganos unipersonales y colectivos), papel de las empresas, papel de los Consejos Sociales y autonomía universitaria. Alguno de estos temas se reflejan en otros artículos recientes en nuestro blog: Programa Europa 2020 ¿Dónde queda la Universidad y el I+D+i?, La autonomía de las universidades: el informe University Autonomy in Europe II de la EUA, Crisis, ¿qué crisis?¿La universidad tiene futuro?, Universidades más fuertes y audaces: Estrategia Universidad 2015. La documentación de la jornada y otros documentos sobre este asunto pueden verse aquí.

En introducción, Javier Uceda, rector de la UPM, presenta la jornada incidiendo en el carácter permanente del debate sobre la eficiencia, más aún en este momento en el que se pone en cuestión la eficiencia de administraciones como las comunidades autónomas o las diputaciones. Dejando claro que es necesario mejorar la eficiencia del sistema universitario planteó una serie de cuestiones básicas: ¿Hay demasiadas universidades?, ¿ se ajusta a la demanda la oferta de titulaciones ?, ¿deben tener todas las universidades el mismo perfil generalista?  ¿deben primar en la política universitaria los criterios económicos o los sociales y culturales?, ¿son adecuados los modelos de organización y gobernanza?. Debe haber un debate abierto en profundidad y que tenga en cuenta, además, la autonomía universitaria.

Como la mayor parte de los restantes ponentes de la presentación, Francisco Michavila, director de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria, defiende que las universidades son eficientes, destaca su rentabilidad económica y social y reconoce que tienen opciones de mejorar su eficiencia, aunque defiende que los recortes en educación no son inevitables y que otros p aíses de nuestro entorno están incrementando el gasto en educación.

Juan F. Juliá, Rector de la Universidad Politécnica de Valencia, Vicepresidente de la CRUE y miembro de las Comisiones Mixtas de Gobernanza y de Financiación Universitaria del Consejo de Universidades hace una presentación sobre “Eficacia y suficiencia en la universidad en tiempos de incertidumbre económica“. Destaca la importante contribución al desarrollo social y económico de las universidades públicas en las últimas décadas formando capital humano y contribuyendo con su producción científica a nuestro crecimiento económico. Además, plantea que los cambios que se deban producir en la universidad deben ir acompañados de cambios en el entorno y de un incremento en el gasto en universidades, dado el papel que han de jugar éstas en el nuevo modelo económico basado en el conocimiento.

El nivel de formación ofrecido, el rendimiento académico y las tasas de éxito españolas presentan valores perfectamente equiparables a los de los países más avanzados de la OCDE, como además se aprecia en el marco de los programas de intercambio internacionales o por la creciente demanda de nuestros titulados por algunas de las economías más avanzadas.

En cuanto a producción científica, en España más de dos terceras partes corresponden al sistema universitario público, y ocupamos la novena posición en la producción científica mundial, y octava si hablamos en términos de producción por mil habitantes.

Y todo esto con nivel de gasto en educación superior (universidades) y en investigación  bastante por debajo de la media de otros entornos, así mientras en España nuestro gasto en educación superior tan solo es algo superior al 1,1% del PIB y en I+D del 1,37%, la media a la OCDE es de un gasto en educación superior del 1,5% y en investigación de más del 2%, cifra que si hablamos de las economías más avanzadas como USA, Japón, Canadá o países nórdicos, se sitúa por encima del 3%.

Todo ello muestra que podemos estar razonablemente satisfechos con nuestro sistema universitario público aunque podemos y debemos mejorar nuestra eficiencia. En España no sobran universidades públicas, ni es prioritario hablar de fusiones en el camino de la excelencia, un simple examen del tamaño de las que son las universidades mejor situadas en los rankings internacionales, nos permite comprobar cómo la mayoría de ellas están por debajo del tamaño medio de nuestras universidades véase Harvard, MIT, Stanford, Princeton, Oxford, etc.

Lo que sí es cierto, es que cabe ordenar mejor nuestro mapa de titulaciones orientándolos cada vez más, al igual que la investigación, a atender las demandas de la sociedad y del tejido productivo.

Hemos de mejorar también, sin duda, la visibilidad y el impacto de nuestra producción científica, especialmente en lo que se refiere a su puesta en valor; nuestra transferencia e innovación es bastante escasa todavía.

No es sostenible nuestro actual sistema de financiación de universidades por mucho más tiempo, deben especialmente incrementarse los recursos por otras vías de financiación: incremento de las tasas académicas y de la facturación de I+D o el surgimiento del mecenazgo.

Es en este contexto es necesaria la reflexión y debate sobre cuatro cuestiones esenciales para nuestras universidades:

¿Cuál es el nivel de suficiencia relativa en términos de financiación de nuestro sistema universitario? España está en la media de gasto europeo en universidades en términos de PIB, pero por debajo respecto a los países punteros; ese gasto en España varía bastante entre las diferentes comunidades. Si analizamos el coste por titulado en términos PPS tenemos un coste por titulado superior a la media europea y OCDE. En Investigación estamos por debajo de la media europea en % respecto al PIB de gasto en investigación.

¿Cuál es el nivel de eficiencia relativo de nuestro sistema universitario? La resistencia al desempleo es mayor y los ingresos son mayores en los titulados. Si vemos el coste de matrícula de las universidades privadas (más de 6.000 euros por alumno), el coste de las universidades públicas es razonable. El coste por artículo publicado y de citas en revistas JCR es en España es bajo, pero no sabemos orientar nuestros esfuerzos en materia de transferencia y somos ineficientes en el coste por patente triádica, a diferencia de otros países como Estados Unidos o Japón.

 ¿Tiene nuestro sistema universitario problemas de eficiencia? Uno de los problemas de eficiencia es el desajuste de demanda y oferta de estudios. Se ofertan demasiadas plazas, en especial en ciencias experimentalesy en las enseñanzas técnicas; es menor el desajuste en ciencias de la saludy  ciencias sociales. Hay desajustes en todas las comunidades autónomas, menores en Rioja y Cataluña, importante en CLM, Extremadura y Murcia. Más del 60% de los títulos de Humanidades en toda España no alcanzan una demanda anual de 55 alumnos. Esto es insostenible y, por ejemplo en su universidad han pasado de 56 a 33 grados, ofertando en estos momentos un único grado con menos de 50 alumnos.

El rendimiento académico es razonable y comparable con otros países de la OCDE. La ratio de alumnos por profesor en España es baja comparando con la UE y la OCDE, esto tal vez se explica por los distintos modelos docentes más o menos orientados a la docencia presencial o virtual en los diferentes países. Un dato interesante es que los alumnos becados tienen un rendimiento un 20% superior . En cualquier caso habría que replantearse si es necesaria una oferta tan intensa de créditos presenciales.

La productividad investigadora del profesorado – sexenios – muestra que hay baja productividad de parte del PDI un 12% no han solicitado evaluación, un 13% no tiene sexenios, otro 24% sólo un sexenio. Los derechos reconocidos medios por profesor por I+D+i muestran también esa gran variedad de comportamientos investigadores.

¿Cuáles son las perspectivas y elementos para resolver los problemas de eficiencia y suficiencia? Más recursos e incrementar otras fuentes de financiación, esto significa tasas más altas, pero más becas, precios muy superiores en 2ª y 3ª matricula, también en segunda titulación y a extracomunitarios. Además debería haber precios ajustados al coste real en aparcamiento, deportes, reprografía, sanidad. Igualmente hay que ampliar la transferencia a empresas y crear estructuras comerciales de competencia en innovación, así como un mejor marco normativo y cultura del mecenazgo.

Las medidas posibles son nuevo mapa de titulaciones, revisión de la intensidad docente, normas de progreso y permanencia, enseñanza más pertinente, planes de actividad académica para el PDI (docencia, investigación, gestión), medidas – transparencia – para la movilización de la capacidad investigadora, implantación de un sexenio tecnológico, desarrollo del sector empresarial de las universidades y del mecenazgo.

También hay que mejorar la gobernanza pero esto va más allá que modificar la selección del Rector. El Claustro debería reducirse en número y podría fusionarse  C. Gobierno y C. Social pero sus miembros no debería venir asignados por cuotas políticas o sindicales si no que sus miembros deberían realmente aportar valor al órgano, todo ello dentro del marco legislativo que establece la autonomía universitaria (Constitución Española y LOU).

En el debate ulterior se comenta que no se debe medir el número de patentes sino el de licencias y, en todo caso, el de patentes tríadicas. Se apunta que la tasa de fracaso es también un signo de ineficiencia.

Un interviniente indica que el sistema actual de gobernanza es medieval – en el que elige el gremio.

Anabel Carrillo La Fuente, Presidenta del Consejo Social de la Universidad de Córdoba, planteó la búsqueda de las fuentes de financiación alternativas.  Dejó claro desde un principio que la financiación no debe poner en jaque a las universidades españolas. La financiación debe ser una combinación de fuentes públicas y de fuentes externas y puso como ejemplo el Plan de Captación de Recursos de la Universidad de Córdoba, surgido como iniciativa del Consejo Social de la Universidad. La ponente planteó el impacto del conocimiento en las Universidades y en la sociedad actual y que las universidades deben ofrecer valor y servicios de calidad e innovar.

Jorge Martínez, Subdirector de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria analizó las Ineficiencias de origen en los modelos educativos.  Planteó que las malas previsiones económicas suponen un riesgo para la estrategia europea 2020 y quizás se puedan ver afectados sus objetivos. Planteó la necesidad de potenciar la cultura de la calidad, incrementar la movilidad, buscar nuevos modelos de financiación e incrementar la interacción de la Universidad con la sociedad (rendición de cuentas, referente cultural, transparencia en los resultados, etc.). Planteó como retos la disminución de la tasa de abandonos, la empleabilidad, internacionalización, modernización, la tercera misión (vinculación con la sociedad) y la diversificación de las fuentes de financiación. Existen barreras que hay que superar: excesiva normativa, gobernanza rígida, escasa coordinación con niveles formativos previos, comunicación de la universidad con la sociedad, escasa participación de agentes productivos en la financiación, entre otros.

Juan Hernández Armenteros, profesor y ex Gerente de la Universidad de Jaén, expone la metodología seguida en sus estudios sobre la eficiencia técnica (productividad de los factores) y operativa (coste de las titulaciones) interna de la oferta. Destaca que hay un desajuste de la oferta y la demanda – esto es responsabilidad de las universidades – que no han aprovechado EEES para ajustar la oferta. Teníamos antes de 2.333 títulos y después hemos mantenido 2.070 – el 89% se mantienen – y se han incorporado más nuevas titulaciones que las que se han anulado. Esto corresponde claramente a un comportamiento de presión interna en las universidades a los que los rectores tienen grandes dificultades para oponerse. Hay universidades que han reducido más de un 40% sus titulaciones (UPValencia) y otras que han aumentado su oferta más de un 70% (URJC). Por ejemplo, ajustar la oferta de menos de 20 alumnos a nivel regional dando becas ahorraría bastantes recursos (430 M. de Euros a medio plazo). También ajustar la estructura territorial y organizativa de la universidad: centros (hay en 118 localidades),  departamentos, … su racionalización generaría ahorros de  un 2% del gasto corriente.

Otras conclusiones de los estudios por él realizados son que menos carga docente o más financiación no generan sistemáticamente mejores resultados docentes o de investigación. Conviene a la hora de hacer comparaciones hacerlo por categorías de universidades (politécnicas, uniprovinciales multicampus, etc.) para asegurar su  comparación. Simultáneamente a la  mejora de la eficiencia y al cambio de la asignación interna de recursos hay que revisar la cultura existente en nuestros centros.

No hace falta cambiar la gobernanza. Sin necesidad de cambios normativos, Armenteros señala que hay cosas que se pueden hacer si hay complicidad entre Rector, C. Social C. Gobierno y CCAA y ejercen sus funciones (por ejemplo aprobar el presupuesto…). Autonomía exige responsabilidad y cada uno – los anteriores, los Departamentos, los profesores – debe cumplir su papel. Hace falta transparencia y las universidades tienen grandes progresos que hacer en éste ámbito, y los comportamientos de cada uno quedarían en evidencia. Las becas han crecido un 45% en los últimos seis años. Los precios de segunda o tercera matrícula deben aumentarse y serán un elemento de presión sobre la calidad en la docencia.

El Profesor Hernández Armenteros aportó además un interesante estudio sobre la eficiencia de la universidad española: Las ineficiencias actuales de la enseñanza superior.

Juan José Mateos, consejero de Educación de Castilla y León, desarrolló. ¿Cuáles deben ser las prioridades en la política universitaria de los gobiernos en el tiempo actual?  Incidiendo en que hay una hoja de ruta marcada por los múltiples documentos aprobados. El Comunicado de Lovaina, suscrito por los ministros de Educación europeos en abril de 2009, marca objetivos y plazos. En el caso de España, hay otro documento consensuado por todas las partes: Estrategia Universidad 2015. Pues bien, de ese amplio repertorio de prioridades ha seleccionado tres aspectos del sistema universitario a los que concede la máxima atención en el marco de la política universitaria: la financiación, la investigación y la gobernanza. Tres problemas de cuyo adecuado tratamiento y acierto en la resolución dependerá en buena medida la corrección de las ineficiencias que hoy se observan en nuestro sistema universitario. Hay que evitar duplicidades entre Ministerio de Educación y CCAA, hay que generar elementos de convergencia valorando la diversidad del mundo universitario y hay que hacer un reparto justo de cargas y gastos entre Estado y CCAA. Según la OCDE, en informe reciente, en materia de financiación las universidades españolas no están tan necesitadas de una mayor cantidad de recursos cuanto de una mejor y más eficiente gestión de los ahora disponibles. Es imprescindible establecer mecanismos de información y control acerca del gasto (gasto de personal y otros, generación de ahorros) en las universidades, proceder al saneamiento financiero de estas y fijar nuevos modelos de financiación en el que, mediante la inclusión de un tramo competitivo, la distribución de los recursos se vincule a la consecución de resultados. Además, hay que potenciar la generación de recursos propios (por ejemplo a través de servicios de consultoría-asesoría y la explotación de la transferencia del conocimiento) y contemplar la revisión de los precios públicos, en especial en segundas y terceras matrículas, unida al incremento de becas.

En este sentido Castilla y León está elaborando un nuevo modelo de financiación que tendrá tres tramos: básico (similar a su antiguo contrato-programa), singular y competitvo (teniendo en cuenta aspectos de docencia, investigación y transferencia).

El Consejero planteó diferentes medidas para ser más eficiente: racionalizar la oferta de titulaciones, incentivar al profesorado en investigación y transferencia, intensificar las relaciones con las empresas e incrementar el número de patentes.

Pero es indispensable efectuar algunos cambios fundamentales en materia de gobernanza, profesionalizando la gestión de modo que no prevalezcan la visión estrictamente académica y el corporativismo – incorporando profesionales de alto prestigio y elegidos por su cualificación – y se agilicen las decisiones. En este sentido se debe redefinir el Consejo Social así como otros órganos de gobierno, para evitar que sigan siendo órganos que solamente ratifican o refrendan la gestión de los equipos rectorales.

José Carrillo, rector de la Universidad Complutense de Madrid. expuso “¿Cuáles deben ser las prioridades de las universidades con los recursos disponibles en el tiempo actual?“. Señaló que la prioridad es buscar más recursos. Apeló a cambios de las políticas generales en  Europa dónde es dominante el discurso liberal. La Complutense ha aprobado un plan de ahorro/eficiencia. Desea ser universidad de referencia para lo que hace falta tener doctorados y postgrados de calidad, ser competitivos también en precios, hay que trabajar en potenciar la investigación básica, aplicada y la consultoría. También hay que potenciar la formación continua, el mecenazgo y las estructuras para captar fondos públicos de investigación. Destaca que con el gasto autonómico en la Complutense (360 M euros) se triplica el retorno que revierte a la sociedad. En materia de tasas, hay que ser competitivos en precios, para que los alumnos no se trasladen o vayan a otros lugares y no generar exclusión social, poniendo en valor el compromiso social de la universidad que debe atender a los ciudadanos y no solamente a las empresas. Así apunta el caso del Reino Unido, donde cuando las tasas alcancen las 9000 libras un porcentaje importante de estudiantes no podrá acceder a la universidad.

Dentro de esta  búsqueda de recursos animó a las universidades a participar en las convocatorias públicas tanto nacionales como internacionales, así como a conseguir recursos privados aprendiendo de las universidades que ya han puesto en marcha mecanismos de fund-raising. Asimismo plantea que algunas comunidades autónomas, como  la madrileña, tienen todavía un cierto margen para endeudarse un poco más e incrementar la financiación de sus universidades públicas.

Carrillo destaca los éxitos de la universidad española y señala que hay que mejorar ciertos aspectos en la gestión, implementando mejores instrumentos de gestión (contabilidad analítica),  potenciando la cooperación entre universidades (titulaciones conjuntas) y mejorando con prudencia la gobernanza, no importando modelos que funcionan solamente para una minoría y que no tiene en cuenta las particularidades del sistema universitario español.

En las intervenciones del público se plantean qué retornos reales reciben las universidades de los art 83 o de ciertos programas de formación puesto que no revierten más que un magro porcentaje a la universidad que a cambio asume costes importantes, y se plantean otras fuentes de generación de ingresos (patrocinio, mecenazgo, emprendizaje, antiguos alumnos, orientación a Iberoamérica, prácticas sociales…).  Juan Hernández apunta la que hay que tener en cuenta que si se aumentan fondos finalistas o fondos de investigación que generan más gasto no se generan fondos libres para la universidad, tan sólo se infla el presupuesto. En el corto plazo destaca que hay dos medidas que mejoran la economía universitaria: ajustar la oferta territorial de titulaciones y tasas altas para segunda y tercera matrícula.

Xavier Puente y Tomás Gómez – 30 de noviembre de 2011